Y como por desgracia un árbol que cae hace más ruido que todo un bosque que crece, quiero comentarles una experiencia que me parece positiva y esperanzadora. Sobre todo, porque deja patente una valoración del periodismo como lo que es: un servicio a la verdad.
Hace unos días, asistía en la sede de la asociación de la prensa de Madrid a un acto entrañable en el que se dieron cita muchos periodistas y al que también asistió nuestro obispo D. Ramón del Hoyo. Me refiero a la entrega del primer premio «Lolo» de periodismo joven, organizado por la UCIPE, la Unión Católica de Periodistas de España. Este premio, en su primera edición, le ha sido concedido a María Gómez Fernández, redactora del semanario religioso “Vida Nueva”, que dirige el sacerdote jienense Juan Rubio Fernández. En la entrega de este galardón se destacó la capacidad de análisis y el profundo calado humano de los artículos y reportajes de María Gómez.
La periodista, al recibir el galardón, mostró su agradecimiento «desde el vértigo y el aliento» que le producía recibir un premio dedicado a la memoria de quien será el primer periodista español en subir a los altares. Y comentó que el premio acentuará su «responsabilidad en la búsqueda de la verdad desde la honestidad». Menudo ejemplo: buscar la verdad desde la honestidad, toda una definición de lo que es en esencia la profesión de periodista. María finalizó su intervención con unas emocionadas palabras: «espero ser siempre merecedora del premio que recibo y de hacer honor a quien lo ha inspirado: Manuel Lozano».
Propongo el ejemplo de esta joven periodista como la base sobre la que se fundamenta el oficio periodístico. El presidente de la UCIPE comentaba en el discurso inaugural de este acto que unir dos palabras: periodista y católico podría parecer una paradoja, una provocación. Pero no lo es. Rafael Ortega afirmaba que hay que recordar la figura de «Lolo» como un ejemplo de entrega a su doble vocación de católico y periodista.
Y así efectivamente fue. Nuestro querido Lolo fue escritor y periodista. Escribió artículos de prensa, cuentos, cartas, ensayos y colaboró en diversos medios de comunicación. Su labor literaria le llevó a irradiar valores humanos y cristianos en sus nueve libros, en los que trata diversos temas siempre desde la perspectiva del humanismo cristiano. En uno de sus escritos, hablando de la importancia de la prensa, comentaba que «escribir es un suceso que tiene un no sé qué de solemnidad y de rito. Por eso, el que lo hace, cuenta con un principio de sinceridad por su parte y de comprensión en quien se dirige; crédito que ha de mantenerse si quiere permanecer siempre en la lealtad». Sus obras gozaron de ese crédito y reconocimiento porque brotaban del río de la verdad.
Manuel Lozano Garrido es referente para todo aquel periodista que quiera ser fiel a la verdad. Como dejó escrito: "el periodista cuando escriba debe estar «de rodillas para amar; sentado para juzgar; erguido y poderoso para combatir y sembrar», teniendo siempre en cuenta «el lucero de la verdad» que Dios bruñe a todas horas". La intercesión de Lolo en el cielo seguro que dará una gran sementera de verdad en el campo del periodismo.
Antonio Garrido de la Torre, 10/06/2010