viernes, 28 de mayo de 2010

Conferencia sobre Lolo en la Carolina


“Lo que Dios quiere de vosotros es que seáis santos”.  Ef 1,4.

Feliz coincidencia que en las vísperas de la fiesta de Pentecostés, día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, en la parroquia de S. Juan de la Cruz de La Carolina tuviera lugar una conferencia  para conocer con mayor profundidad la vida y la obra de Manuel Lozano Garrido  “Lolo”, seglar que vivió plenamente vinculado a la Acción Católica y que será beatificado próximamente en su tierra natal el día 12 de junio. 



D. José Utrera Infantes, amigo personal  y vicepresidente de la Asociación Amigos de Lolo dio un magnífico testimonio desde su vivencia tan próxima a Lolo, su gran amigo, que dejó una  huella  entrañable en él para siempre. Realizó una pequeña biografía de este hombre de Dios, dio unas pinceladas sobre su infancia y  se refirió a su inscripción en la Acción Católica tras la Primera Comunión. Aprendió a vivir en este institución eclesial que fue todo para él. Su casa era la sucursal de la Acción Católica y su lema  “Llevar almas de joven a Cristo”. Cuando era aspirante conoció a su paisano san Pedro Poveda y prosiguió hablando de su trabajo en la cárcel con jóvenes de la A. Católica y de su vida durante la guerra civil. Habló de sus estudios de magisterio, que nunca ejerció, destacando como Manuel Garrido era un hombre abierto a la acción del Espíritu, persona que enganchaba y comentó su gran obra “Sinaí” así como su labor periodística y literaria y las innumerables visitas de las diferentes personalidad que le visitaron en su hogar. Concluyeron sus palabras aludiendo a los informes de los teólogos que estudiaron sus virtudes en los que se decía que era uno de los testimonios más claros de vida cristiana que debía presentarse como ejemplo y modelo para los creyentes y recordó como todos estamos llamados a la santidad. 

Si la santidad es la meta de todo cristiano, don de Dios y respuesta del hombre a su amor, este fue el sentido que orientó la vida Lolo. Su enfermedad y sus limitaciones no le impidieron en ningún momento llegar a la meta, símil utilizado por S. Pablo hablar de la santidad. Respondió generosamente a la llamada del Señor, lleno de su amor y de su gracia, corrió la carrera con su esfuerzo personal, ofreciendo a Dios su larga enfermedad y su dolor, con su vida piadosa centrada en la oración, en la Eucaristía y bajo el amparo de la Virgen vivió su existencia  con gozo interior y felicidad personal siendo para los demás fuente de alegría, un buen apóstol seglar.

Hoy, en los comienzos de este siglo XXI, con sus luces y sombras, inmersos en una crisis  que abarca muchos ámbitos de la vida, damos gracias a Dios por este hermano nuestro, que supo vencer tantísimos obstáculos, que  no se cansó de seguir fielmente a Jesús y lleno de su Espíritu fue misionero del Evangelio cada día.
“Mediante el testimonio
 admirable de tus santos, Señor,
 fecundas sin cesar a tu Iglesia
 con vitalidad siempre nueva,
 dándonos así
 pruebas evidentes de tu amor.

 Ellos nos estimulan con su ejemplo
 en el camino de la vida
 y  nos ayudan con su intercesión”.

(Del Misal Romano)
Pedro F. Criado Menor