Nuestro querido Beato Manuel Lozano Garrido ha estado presente en estas jornadas. En los días 11 al 15 de agosto, en la provincia de Jaén había alojados cientos de jóvenes extranjeros, como en otros lugares de España, “esperando” marchar a Madrid para asistir allí, junto al Santo Padre a las Jornadas, desde el 15 al 21 del mismo mes. Y Lolo estuvo aquí entre ellos y también allí en Madrid con otros cientos y cientos de jóvenes.
La tarde del 12 de agosto, los jóvenes extranjeros y los comprovincianos, en Linares, estuvieron
reflexionando sobre “El camino de santidad”. Y allí, en Linares, era lugar propicio para ello: junto a la Pila bautismal de Santa María donde fueron bautizados tanto San Pedro Poveda, como el Beato Manuel Lozano. ¡Qué gozosa fue aquella tarde! La alegría que no ha faltado en todos los actos de la JMJ también estaba allí desbordante. Al mismo tiempo cuando llegó el momento de orar, de reflexionar, se palpaba el Espíritu de Dios allí en medio de aquel pueblo joven. El protagonismo lo tuvieron dos jóvenes polacos (Rafau y Beata) los dos en silla de ruedas. Y ellos, como signo de Lolo, y como representantes de toda aquella muchachada recibieron una reliquia de Lolo. Mirar todos la Pila bautismal, recordar la vida tanto de San Pedro Poveda, como del Beato Lolo, en dos magníficas proyecciones, era la lección que ellos habían venido a aprender a Linares. ¡Y bien que se la llevaron aprendida!
En las otras diócesis de Andalucía también había varios miles de jóvenes extranjeros y a ellos les llegó una biografía de Lolo en francés, alemán, italiano e inglés, o en castellano para los españoles.
Siguieron los días de Madrid. Los perfiles de Lolo son muchos; y no es pequeño su afán misionero: lo demostró en tantos escritos sobre las misiones; pero bastaría para ver esa dimensión misionera leer el artículo que él escribió, con el título de
“Confidencias de una cama misionera”. El Obispo de Jaén, Presidente de la Comisión Episcopal de misiones, propuso la idea en la citada comisión. Y en los días de la JMJ en Madrid, hubo una magna exposición misionera. Y allí hubo una sala dedicada a LOLO. No podemos menos que agradecer a todos los organizadores el delicado tratamiento y la belleza de la exposición: Tanto quienes en Linares diseñaron el material, como en Madrid, a quienes la hicieron posible con un entusiasmo grande y una admiración a Lolo que contagiaba a los visitantes. ¡Cuántos cientos y cientos de biografías breves recogieron allí los peregrinos para llevar en sus mochilas…!
Otra exposición sobre el Beato Manuel Lozano, prepararon los ciegos (CECO y FIDACA). Estaba situada al lado mismo de la carpa del Retiro donde estaba el Santísimo Sacramento siempre expuesto. Juan Rubio, autor de una biografía sobre Lolo, abrió la exposición de CECO presentando a los ciegos de España y del extranjero la figura de nuestro Lolo.
También la Acción Católica de las diversas naciones celebró un acto en la Parroquia de Guadalupe. Los jóvenes italianos y argentinos asistentes eran miles. Pero también estaban los españoles, judíos y palestinos, muchos africanos y alemanes… La tarde de aquel 17 de agosto era de una alegría desbordante y a la vez de honda oración en silencio ante el Señor. A estos miles de jóvenes se presentó la figura de dos jóvenes Beatos: Pier Giorgio Frassatti y Lolo, como jóvenes a los que mirar y contemplar. ¡Ojalá hubiera sido posible poder llegar a que todos pudieran haber recogido las biografías correspondientes en los diversos idiomas…! (Nuestras “limitaciones” sólo pudieron ofrecer unas 2.000); se las llevaban como “rosquillas”.
Finalmente el 19 de agosto, en Madrid, el Obispo de Jaén dio una catequesis a los jóvenes de Jaén asistentes a la JMJ. Él les habló de la figura de Lolo; pero antes los mismos jóvenes prepararon un “diálogo” vivo entre Poveda y Lolo. Era precioso oír aquella belleza tan finamente preparada.
Nos alegramos ahora de que estén llegando correos hondos, muy sentidos, de tantos rincones del mundo de parte de esos jóvenes peregrinos que se acercaron a Lolo en este agosto caluroso por el sol, pero más caluroso por el afán de tomar a Cristo como Camino: un camino que nuestro Lolo supo seguir día a día quietecito en su sillón de ruedas.